Por Javier Ruiz, Director de Global Seguros de Crédito

Las estadísticas muestran que gran parte de los impagos comerciales provienen de ventas en las que no se han aplicado medidas de prevención. No es aconsejable vender sin aplicar criterios de selección de riesgo. Lamentablemente esta mala praxis se ha convertido en un hábito en nuestro mercado. Es por esto que consideramos clave realizar un buen balance.

Convivencia de departamentos

En el ciclo de vida de una venta, deberían convivir entre sí 2 departamentos, el comercial cuyo principal objetivo es vender y el financiero que es el responsable de someter a estudio las operaciones comerciales para la toma de decisiones.

Aunque esta es la teoría, en la práctica no siempre es así. Nuestro tejido empresarial se compone en un 96% por micro y pequeñas empresas y en un alto porcentaje de ellas no hay departamento financiero como tal y en muchos de los casos en los que si está presente, no se aplican suficientes medidas de prevención en la selección de clientes.

Lo que sí que está al alcance de todos, independientemente del tamaño de la empresa o de los recursos que destine en la gestión de la cuenta de clientes, es la información financiera depositada en el Registro Mercantil.

Práctica habitual para un buen balance

Los estados financieros muestran la salud de la empresa, si bien es cierto que la información está desactualizada, las cuentas se presentan al Registro Mercantil durante el mes de julio una vez cerrado el ejercicio contable a 31 de Diciembre. Sin embargo con el análisis del balance ya no vamos a ciegas en la toma de  decisiones y como he comentado anteriormente está al alcance de cada uno de nosotros por ser información de carácter público.

Analizar el escenario, teniendo en cuenta los balances antes de cerrar un acuerdo comercial, debería ser como mínimo una práctica habitual, sobre todo para todas aquellas empresas o autónomos que no cuentan con instrumentos de cobertura como puede ser el factoring, la carta de crédito o el seguro de crédito.

Es importante destacar,  que para un mejor diagnóstico, es aconsejable comparar las 2 últimas cuentas anuales,  por un lado las principales magnitudes y por otro los  principales ratios financieros, así seremos capaces de determinar si la empresa compradora ha mejorado o empeorado su salud en términos económicos- financieros.

Dicho esto, los 10 pasos básicos para el análisis de un buen balance serían:

1.- Facturación últimos 2 años:

Ingresos obtenidos por la actividad de la empresa durante un periodo. Hay que comparar 2 ejercicios y prestar especial atención a su evolución. Sería positivo observar el crecimiento en la facturación y no el decremento.

2.-  Capital social últimos 2 años:

Capital aportado por los accionistas para la constitución del patrimonio social, actúa como garantía frente a terceros. Sería positivo si ha habido un incremento en el capital en los últimos años.

3.- Fondos propios últimos 2 años:

Recursos pertenecientes a la empresa, aportados por los socios más los beneficios de la empresa. Compuesto por el capital social, las reservas y el resultado del ejercicio. Cuanto más elevados sean los fondos propios mejor, es un indicativo de solvencia.

4.- ​Patrimonio neto últimos 2 años:

​Es la diferencia entre el activo y el pasivo de la empresa, sus propios recursos.

A mayor patrimonio neto, mayor valor de la empresa. Mostrar especial interés en los casos que sea negativo, significa que la empresa no puede asumir su deuda y tendrá problemas importantes de pago, aconsejaríamos únicamente trabajar al contado con clientes compradores con patrimonio neto negativo.

5.- Resultado ejercicio últimos 2:

Hay que fijarse en si ha presentado beneficios o pérdidas, importante observar la evolución para ver si ha mejorado o empeorado el resultado. Mostrar especial atención a las pérdidas y también al decremento de los beneficios.

6.- Endeudamiento a corto plazo últimos 2 años:

Pagos en el corto plazo. Importante observar si el endeudamiento ha aumentado o ha disminuido. Cuanto menos endeudamiento mejor.

7.- Fondo de maniobra:

Capacidad de la empresa de afrontar sus obligaciones de pago en el corto plazo. Es la diferencia entre el Activo corriente y el Pasivo corriente, importante que sea positivo, 3 posibles escenarios a tener en cuenta:

  • Positivo: Puede hacer frente a sus obligaciones de pago a corto plazo
  • Negativo: No puede hacer frente a sus obligaciones de pago a corto plazo
  • Nulo: Con un retraso en el cobro de sus deudores no podría hacer frente a sus pagos en el corto plazo

8.- Ratio de liquidez inmediata:

Capacidad de la empresa para afrontar sus deudas en el corto plazo, mide el grado de liquidez inmediata de la empresa.

Con el resultado interpretaremos lo siguiente:

  • Menor 0.1 (<0.1): Problemas de liquidez
  • Mayor 0.4 (>0.3): Exceso de liquidez

9.- Ratio de solvencia:

Grado de liquidez de la empresa para hacer frente a los pago en el corto plazo. Por ello interpretaremos lo siguiente:

El valor óptimo de un buen balance estaría entre 1 y 2:

  • Menor a 1 (<1): Inestabilidad financiera
  • Mayor a 2 (>2): Muy elevado puede influir en los resultados de la empresa

10.- Coeficiente de garantía:

Capacidad de la empresa para hacer frente a la totalidad de su deuda con terceros. Tras el resultado interpretaremos lo siguiente:

  • Entre 1.5 y 2.5 sería el resultado normal
  • Menor a 1.5 (<1.5): Peligro, posible quiebra
  • Mayor 2.5 (>2.5): Empresa que no recurre al crédito, puede llegar a ser contraproducente