Para la mayoría de las empresas, el 30 de julio expiró el plazo de presentación de las cuentas anuales, ya que la norma establece como plazo máximo un mes después de que la Junta General Ordinaria de Accionistas apruebe dichas cuentas anuales, y esta Junta General podrá celebrarse lo más tardar 6 meses después del cierre del ejercicio fiscal, que la mayoría de empresas hacen coincidir con el año natural.

¿Qué hay que tener en cuenta para la presentación de cuentas?

Las fechas clave que debe tener en cuenta, salvo que el ejercicio económico de su empresa no coincida con el año natural, son las siguientes:

  • Elaboración y formulación de las cuentas anuales. 31 de marzo del año siguiente (tres meses posteriores al cierre).
  • Legalización de los libros contables (libro diario, libro de inventarios y cuentas anuales). Hasta el 30 de abril (cuatro meses posteriores al cierre).
  • Aprobación de las cuentas anuales. Hasta el 30 de junio (seis meses posteriores al cierre).
  • Depósito Cuentas: hasta el 30 de julio.

La presentación fuera de plazo podrá conllevar sanción por parte del ICAC (Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas). 

Según la Ley de Sociedades de Capital (LSC), el incumplimiento de esta obligación legal, acarrea multas que oscilan entre los 1.200 € y los 60.000 € en el caso de las Pymes, pudiendo llegar a ser de 300.000 € para las sociedades que facturan más de 6.000.000 €.

Además, la falta de depósito ocasiona el cierre provisional de la hoja registral, y para su levantamiento sería necesario realizar el depósito de las cuentas anuales de los últimos 3 ejercicios.

Más de 2 millones de empresas incumplen la obligación

Son muchas las empresas que incumplen esta obligación impuesta por la LSC. Se estima que más de dos millones, de las cuales 250.000 mantienen algún tipo de actividad, y el resto serían sociedades inactivas, aunque no por ello tienen derecho a eludir esa obligación. Sin embargo, el ICAC tan solo incoa 150 expedientes al año.

Actualmente, está en estudio una reforma legal para agilizar el procedimiento sancionador de empresas que incumplan la obligación legal de depósito. 

Beneficios para la empresa

Para la empresa, es importante cumplir con esta obligación, no sólo por evitar sanciones económicas, sino por otras cuestiones -no menos importantes- como son; la imagen de la empresa y la transparencia hacia terceros. Esto genera credibilidad, y otorga beneficios para la empresa a la hora de obtener financiación, ya sea bancaria o vía proveedores.

Muchos proveedores aseguran las ventas en compañías aseguradoras, y éstas toman las decisiones, entre otras, en base a la información financiera disponible en los registros oficiales, de ahí la importancia, no sólo de tener depositadas las cuentas, sino de verificar que éstas hayan sido publicadas.